La posibilidad del infinito 🔮

O por qué es importante la ficción

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Jun 01, 2024

El cardumen es la newsletter mensual del laboratorio creativo Peces fuera del agua. En cada mensaje, un pez de nuestra comunidad de creativos y creativas te acompaña a nadar en el agitado mar de las narrativas digitales o los ríos infinitos del arte y la cultura. Además, te contamos en qué andamos y qué estamos preparando para el mes que viene. ¡Disfruta la lectura!

Texto y foto de Paola Cadena Pardo. Escritora, docente de literatura y fundadora de RecordArte podcast.

Yo no sé escribir ficción, nunca he logrado crear un ser, un espacio, ni menos aún un tiempo lleno de líneas y eventos que se entrelazan. Escribo desde muy joven, pero en la escritura siempre he encontrado una relación directa con el yo, con espacios que no son físicos o que están en la memoria y con tiempos que se quedan, como diría Gaston Bachelard, en la verticalidad del instante. He escrito poemas y otras cosas, pero jamás he logrado inventarme un personaje, crear a alguien diferente a mí misma a quien le pasen cosas que yo no he vivido, eso me ha parecido siempre tarea imposible.

No sé escribir ficción, pero sí que la he visitado, me he revolcado con gusto y con dolor, con asombro casi siempre, en esos mundos creados por los buenos narradores. Pienso que la ficción es tal vez la forma más elaborada de decir la verdad. Una verdad que necesita un andamiaje complejo, un espacio de juego, unos seres que respiran en la obra y que nacen, sabrá Dios de dónde; seguramente de los rincones más silenciados y desconocidos que tienen el escritor, el guionista, el creador. Una verdad inventada, sí, pero no por eso menos verdadera. Es como si el escritor tuviera que crear un mundo y unos seres para que en ese espacio y con esos individuos suceda la verdad. ¿Cuál verdad? La que sea, allí sucede, como en la vida sucede el amor, la muerte, la soledad; y suceden de tal forma que nos permiten acceder a ellas como espectadores, testigos silenciosos pero sintientes de eso que se revela.

Siempre me ha fascinado esta cosa de los géneros, sus definiciones tan limitadas, esa imposibilidad que desde teóricos hasta lectores de todo tipo tienen para establecer qué es ficción y qué no lo es, qué es la narración y qué es la poesía, entre mil categorías más. Yo, personalmente, no creo mucho en las fronteras, en las líneas claras que dicen hasta aquí va la cosa y más allá es algo distinto. Y es que acaso cuando decimos “historias que le pasaron a alguien” o “historias basadas en la vida real”, ¿no nos estamos refiriendo también a la ficción? Yo estoy segura de que las novelas, las películas, los podcasts, y cualquier otro tipo de narrativa ficcional también le sucedieron a alguien, tuvieron que existir, de una forma u otra, al interior del autor, a lo menos son un evento de la imaginación, y la imaginación es un lugar real, intangible, pero real. A fin de cuentas, lo que está detrás de todo es la vida, y en ese sentido, no importa el género, cualquier obra nos acerca a ella.

Pero entonces, ¿por qué los géneros? Si me permiten dividir innumerables categorías en tres básicas: la poesía, la no-ficción y la ficción, pienso que encontramos allí tres necesidades esenciales del ser humano: el sentir, el relacionarse y el soñar.

La poesía es ese golpe de lucidez que nos da la vida y que no dura más de un instante, ese momento visceral, emotivo, casi físico, que retuerce algo por dentro y taz… luego queda el silencio. La poesía es una montaña muy grande, unos ojos aguados, un pájaro que se queda mirándonos por la ventana. Llega y se va. Es la posibilidad humana que tenemos de sentir no una, sino muchas cosas a la vez.

La narrativa no-ficcional nos permite ver al otro, y al verlo, relacionarnos con él. Sabernos multitud, parte de algo, más que individuos encerrados en la única realidad que conocemos de viva carne. La no-ficción nos permite acercarnos al pellejo del otro y desde allí tratar de entender mejor el propio, con sus complejidades y su finitud.

Y la ficción, claro, esa nos permite soñar. La ficción es la posibilidad de romper todo límite, de que todo eso que no nos pertenece y sobre lo que no tenemos el más mínimo control se ponga en nuestras manos para jugar, como los niños que nunca dejamos de ser; en la ficción estiramos, congelamos, recortamos el tiempo; es una realidad hecha de plastilina que nos permite amasarla, estrujarla y acomodarla a nuestro antojo. Dice Rosa Montero en El peligro de estar cuerda: “Así vamos todos por el mundo, a la caza de esas pequeñas burbujas de vida extraordinaria”, y en esa búsqueda de lo extraordinario, de lo trascendente, de lo que nos saca de nosotros mismos, uno de los hallazgos más frecuentes es la ficción, en ella logramos ser más de lo que humanamente nos es dado.

Entonces, ¿por qué es importante la ficción? Porque somos seres limitados y es en ella donde radica esa pequeña posibilidad del infinito.

Cinco ficciones que de una u otra manera se han quedado en Paola:

La elegancia del erizo (título original: The Elegance of the Hedgehog). Una novela de Muriel Barbery que es una de las más bellas celebraciones a la diferencia y la autenticidad que he leído (También en peli El erizo; prefiero el libro, pero las dos obras son hermosas).
La fortuna de vivir (título original: Les enfants du Marais). Una película de Jean Becker que vi hace muchos años y a la que no he podido volver. Si la encuentran, avísenme, es la belleza de lo simple en su máxima expresión.
Opio en la nubes, de Rafael Chaparro Madiedo, una de esas novelas que los intelectuales llaman “novelas adolescentes”. Y sí, adolescente, y sí, medio punk, y sí, contracultura; pero además, para mí, una bellísima invasión, libre y desparpajada, de la poesía en una ficción.
La pasión según G.H., de Clarice Lispector. Esta autora no necesita recomendación, ni presentación, ni nada. Es inmensa, y esta novela es de las cosas más bellas y profundas que he leído.
Cherry Blossoms (traducida como Cerezos en flor o Las flores del cerezo), de la directora Doris Dörrie. Poesía hecha cine.

Paola es la fundadora y productora ejecutiva de RecordArte, un podcast biográfico que intenta descubrir la universalidad de lo humano en cada uno de nosotros. Suscríbete a la newsletter del podcast aquí y escucha los episodios aquí.

Los podcasts "Esta patria" y "17 años y un minuto" estarán en la Comunidad de Oyentes en junio

Jueves, 13 de junio, 6:30pm COL | 8:30pm ARG: Esta Patria, de Goya a Puerto Argentino, de América Profunda y Radio La Chicharra. En este podcast documental, Ramón Orlando Mendoza nos cuenta un viaje que le cambió la vida a su generación. En el encuentro nos acompañarán: Sofia Loviscek, productora general; Román Solsona, productor y editor; y Juan Pablo Berch, productor y editor. Haz clic aquí para leer la reseña del podcast escrita por Malena Sánchez para Infobae.

Jueves, 27 de junio, 6:30pm COL | 8:30pm ARG: 17 años y un minuto representa un intento por acercar a la ciudadanía hacia las causas y consecuencias del conflicto interno de Colombia. Este es un podcast de la iniciativa Futuros Justos de la Universidad de Pensilvania y Fundación Mellon, en colaboración con el Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Pennsylvania, y fue producido por Cartagena Federal. En el encuentro nos acompañarán: Víctor Cabezas Alban, productor ejecutivo; Elkin Oliveros, productor general; y Sebastián Duque, editor.

Aprovechamos para felicitar a los equipos de 17 años y un minuto, Los Guardianes de la Espada (nuestro invitado de abril pasado) y Radio Ambulante Estudios (amigos de la Comunidad desde siempre) por sus nominaciones al Premio Gabo 2024 en la categoría audio. Para conocer todos los nominados en audio y las demás categorías, haz clic aquí.

¡Quiero ser parte de la Comunidad!

¡Saltemos juntos al vacío!

Todavía seguimos súper emocionados por la tarde tan especial que vivimos el pasado sábado 25 de mayo en nuestro Gran evento 'Saltemos juntos al vacío'.

Tuvimos la oportunidad de conversar con autores y autoras de nuestro libro-objeto Saltos al vacío, conocer algunos de nuestros lectores y lectoras, y compartir con amigos y familia. La música estuvo a cargo de Cales & Mr Hyde (Dj Set) y la comida y las bebidas fueron del restaurante-bar Itinerante en el Park Way de Bogotá.

Gracias a ustedes por acompañarnos, comprar el libro y participar en la subasta de algunas de sus obras impresas.

¡Pronto volvemos con más!