El cardumen es la newsletter mensual del laboratorio creativo Peces fuera del agua. En cada mensaje, un pez de nuestra comunidad de creativos y creativas te acompaña a nadar en el agitado mar de las narrativas digitales o los ríos infinitos del arte y la cultura. Además, te contamos en qué andamos y qué estamos preparando para el mes que viene. ¡Disfruta la lectura!
Por Malinalli García. Periodista, productora de audio y guía intercultural
Imaginen la escena: calor sofocante, el zumbido del ventilador, un pequeño sillón azul y una tímida luz que ilumina la computadora; estos amigos me acompañaron en las madrugadas en las que el sueño se resistía y el consuelo me llegaba creando collages. Habíamos salido hace poco del confinamiento, y yo apenas sabía lo qué iba a hacer con mi vida.
Todo comenzó el día en el que decidí grabar paisajes sonoros de Barcelona. Sin más me surgió la idea de crear una cuenta de Instagram para compartir esos sonidos grabados y pensé que estaría bueno hacer audiogramas, pero necesitaba una imagen. No quería simplemente utilizar una fotografía, así que busqué mentalmente opciones y me llegó la imagen de un collage, y dije ¿por qué no?, aunque nunca antes había hecho uno y mi conocimiento sobre el tema era cero. Tuve que hacer una rápida búsqueda en Google para conocer su historia y a los máximos representantes. Algunos dicen que Picasso inventó el collage en 1912 con su pintura "Naturaleza muerta con silla de rejilla", mientras que otros atribuyen este mérito a Georges Braque. Así es la historia del arte.
En este primer momento, mis sentidos se fijaron en los colores, las texturas, las formas, y poco a poco mis madrugadas se convirtieron en el momento más creativo del día. En esos desvelos me di cuenta de que mi insomnio no tenía límites y los collages tampoco. Podía jugar a ser dios y poner al mundo patas arriba.
Lo más fascinante de los collages es que no hay reglas, o si las hay, no las conozco, y prefiero mantener mi ignorancia para no descubrir que en todo este tiempo lo he estado haciendo mal. Los collages son imágenes a veces contrapuestas, a veces no; son colores, son formas, son construir una idea, un relato, y nada parece demasiado descabellado. Los collages son sueños hechos realidad.
Sobre mi estilo puedo decir que experimento sin restricciones estilísticas. En ocasiones soy muy kitsch, otras minimalista. Aunque me inclino por usar fotografías antiguas en blanco y negro y acompañarlas con elementos colorido, no puedo decir que tenga una marca, un estilo. Tal vez es el reflejo de mi personalidad, una especie de sube y baja.
A veces las ideas me vienen muy rápido, porque leí algo, o porque una fotografía me llamó la atención, otras veces tardo días, le doy miles de vueltas a una idea que no termina de cuajar, y de repente surge algo de la nada y sale. Otras veces simplemente me rindo. No hago collages para torturarme.
Otra cosa prodigiosa de los collages es que se han convertido en mi terapia, son una vía de escape, de liberación, un saco de box al cual golpear en mis momentos de tristeza, estrés, aburrimiento o incluso cuando siento un odio momentáneo hacia el mundo o hacia alguien. Es mi modo de expresar mi propio universo, aunque no lo comprenda.
Más o menos así andaba en la vida, hasta que recibí la invitación de participar en el libro Saltos al vacío e ilustrar algunos textos. Así se abrió un nuevo capítulo en mi proceso creativo como collagista que nunca se me había pasado por la cabeza.
Poner una imagen a un texto significa una lectura profunda del texto. Se trata de captar la esencia, entender lo que el autor desea transmitir y, a partir de ahí, crear una imagen que sea parte integral de la narrativa del texto. No debe ser una imagen decorativa, sino una que contribuya a la historia. Este desafío no solo implica un diálogo texto-imagen, sino también un diálogo con la persona que lo escribió. El autor observa su obra desde un lugar, desde su mirada, y al escribirla, también crea una imagen. Si tú le muestras una imagen al autor que no corresponde con ese imaginario, divorcio total. Cuando hay ese divorcio, toca volver a empezar y olvidarte por completo de la idea que a ti te había gustado. Muchas veces es difícil despegarse de esa idea inicial, pero toca hacerlo si quieres que funcione, y es un volver a empezar y cuesta, cuesta mucho. Pero cuando al autor le gusta, una sonrisa se dibuja en tu rostro y eres un poco más feliz.
Recomendaciones de Mali para seguir explorando los collages
Mi experimentación y aprendizaje en el mundo de los collages continúa. Les comparto algunas autoras y autores que han sido fuentes de inspiración en este viaje.
Eduardo Ramon (IG: eduardo_ramon_t): Me encanta el uso que hace del color, sus combinaciones están llenas de vida.
Israel Vargas (IG: israelgevargas): A veces un collage puede parecer caótico, pero Israel le da su justa medida, eso lo logra a través de las formas geométricas que integra en la imagen.
Cristiana Couceiro (página web): Me encanta su minimalismo, porque con tan poco, dice mucho
Petra Zehner (IG: petrazehner.art): Lo que más me gusta es el toque vintage que le imprime a su obra.
Paris Collage Collective (IG: pariscollagecollective): Una comunidad de collagistas. Cada semana ponen un reto, escogen una imagen para que crees algo con ella. Es una forma divertida de crear y retarte a ti mismo.
Saltos al vacío, un libro-objeto que apuesta por la ilustración
Todos los trabajos de Saltos al vacío están ilustrados por fotografías, collages, pinturas y otro tipo de imágenes. Les presentamos algunos de los peces que ilustraron trabajos propios o ajenos para el primer libro colectivo e impreso de Peces.
Conoce más de los peces y los trabajos de Saltos al vacío haciendo clic aquí.
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🐡🐟 Gracias por leer este mensaje y ser parte de El cardumen 🐠🦈
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🧑🏻🏫 Esta entrega de El cardumen la realizaron Malinalli García y Óscar Iván Pérez H.
Me han ecantado los collage!
Que bonita ilustracion!